El aburrimiento en esta cuarentena es inevitable. Hay muchas teorías por ahí de cómo surgió el virus SARS-CoV-2 (conocido también por el acrónimo de Covid-19); y no falta el extremista que ve esta situación como fin del mundo. Pero no nos ocuparemos de versiones conspiranoicas de los orígenes de esta enfermedad, ni seremos fatalistas. Para empezar, no es la primera pandemia por la que atraviesa la humanidad en toda su historia. Una pandemia muy parecida, fue la gripe española, la cual desapareció sola porque la población empezó a inmunizarse naturalmente. Sin embargo, los virus van mutando con el tiempo, porque en cada multiplicación dentro de las células infectadas, pueden ocurrir errores de copiado, en cuyo caso ciertos códigos génicos de su ARN van cambiando.
La estrategia utilizada para afrontar este virus es la prevención, por lo que se insta al aislamiento y la higiene para evitar la propagación. Tal confinamiento, resulta en extremo aburrida para muchas personas, las cuales se ven obligadas a quedarse en sus domicilios. Con esta situación, pues, surge la pregunta: ¿qué hacer con tanto tiempo en casa?
Hay muchos tipos de personas, y no todas tienen los mismos gustos. No se puede decir haz esto para no aburrirte, o haz aquello para no notar el tiempo. Pero a todos nos gusta algo, y todos podemos tener algún pasatiempo, o alguna actividad que siempre hemos pospuesto justamente por falta de tiempo. En esta cuarentena, si no tenemos otras obligaciones, bien podemos dedicarnos a actividades constructivas, o probar cosas y descubrir un nuevo hobby, o varios. Es cierto que hacer siempre lo mismo aburre, por lo que podemos optar por probar varias cosas.
Hay gente, en la que me incluyo, que se ve obligada a salir porque su campo laboral está dentro de las excepciones establecidas por el gobierno. Uno al estar sano, pero tener que salir obligadamente, se expone a contagiarse mientras no haya aún una vacuna efectiva; y con más razón debe tener muy en cuenta la higiene y todos los protocolos de seguridad sanitaria, para evitar el contagio a sí mismo y a los demás miembros de su vivienda. Además, uno mismo puede ser el vector de propagación del virus, presente o no síntomas. Ser asintomático y circular tranquilamente, es un peligro para la sociedad, mientras no haya todavía la cura. Uno debe ser responsable, crea o no en que este virus es real.
Si no se tiene nada qué hacer en la casa, puede uno dedicarse a leer, de manera digital o con libros físicos; aprenderá vocabularios, agilizará su mente y se entretendrá con historias reales o no. También puede escribir, tal vez un diario, tal vez una novela, o lo que desee; hay muchas plataformas de autopublicación por la red… No es de extrañar que un escritor aconseje estas dos cosas, pero hay muchas cosas más que se pueden hacer, no precisamente esas.
Puede aprender a tocar un instrumento musical, o a cocinar ese plato que tanto le gusta pero que nunca supo cómo hacerlo, o adquirir una nueva habilidad, estudiar algo que le llame la atención, hacer ese curso que tanto le hace falta, o ejercitarse para evitar ralentizar el metabolismo, entrenando como mejor le guste y resulte. Puede dedicarse a arreglar su casa, a limpiarla, a darle a su jardín ese toque que siempre quiso darle. También puede dedicar su tiempo a convivir más con sus seres queridos, sin llegar a caer en la molestia del otro. Puede ver películas, series, jugar esos juegos que siempre le llamaron la atención.
Pero, es cierto que no todos tienen las mismas posibilidades, pues no todos tienen acceso a realizar todas esas cosas anteriormente mencionadas. Pero algo ha de haber que uno pueda hacer para entretenerse, algo ha de existir que pueda hacer que sea productivo y de paso divertido, o algún arte. El secreto está en ir probando cosas, y que estas cosas no causen molestia a la gente que nos rodea. Uno debe ir probando, esquivando la monotonía, y siendo feliz en el proceso de lo que vaya haciendo.
Alexander L. Samaniego
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