¿Por qué pongo el ocultismo como ficción?

 

En mis obras literarias, especifico el género que yo considero la obra en cuestión, y como algunos ya se habrán dado cuenta, ciertas obras de carácter ocultista las etiqueto como ficción. ¿Qué significa eso? ¿Acaso ya he dejado de creer en lo que antes creía? ¿O es que estoy presentando como ficción algo en lo que en verdad sigo creyendo? Es mi misión dar estas respuestas a mis lectores, porque ciertamente más de uno se hallará confundido sobre este asunto que merece ser aclarado ya de una vez.

¿Es para mí el ocultismo algo ficticio?

En un momento dado de mi vida, he buscado vehementemente la verdad, y he explorado diferentes religiones, distintas “escuelas”, y, además, consumí muchos libros sobre el tema. Tanto exploré, que he llegado al punto en que he establecido mi propia teoría sobre las cosas que investigaba. Tener diferentes versiones de las cosas al alcance de la mano, sin embargo, no me ha confundido, sino que me permitió elegir aquellas cosas que más combinaban con mi manera de pensar.

Pero yo fui evolucionando mentalmente, y llegué al punto en que aquello que creo no es algo digno de una religión o escuela esoterista. No me explayaré aquí sobre las cosas que creo, pero dentro de lo que creo no cabe el “dios bíblico” como entidad suprema de todo cuanto es. Tengo otro concepto sobre el dios abrahámico, y no entraré en debate sobre eso, porque el objetivo aquí no es la discusión teológica o hasta existencial. El hecho, es que al no creer yo en el dios bíblico, ello me hace irremediablemente un fuerte incrédulo del dios judeocristiano, catalogándome eso automáticamente como un ateo-arreligioso-antifanático.

¿Acaso ya he dejado de creer en lo que antes creía?

Sí. Es cierto que toda esa filosofía la he creado en la época en que yo buscaba la verdad por diferentes caminos, pero cuando me hice ateo, no tenía para mí sentido considerarlas como algo real. En mi primera obra de ficción, en más de una ocasión he creado historias en donde los personajes tienen creencias, o están en una secta, o tienen una religión.

El personaje principal del Moém funda su propia “filosofía” a la que llama “Moemismo”, pero esto sólo es dentro del universo del Moém. Por tanto, mi obra Moemismo sí es ocultista, pero sólo dentro del universo del Moém. A su vez, el moemismo, dentro de la historia de mi novela, se divide en dos ramas: el oscurismo y el lucisismo. Por tanto, mi obra Oscurismo nace del moemismo, y el moemismo es el ocultismo ficticio de mi obra de ficción. El que quiera creer esa filosofía, es libre de hacerlo, pero debe entender que es un ocultismo creado sólo para un universo ficticio. Por eso, Moemismo y Oscurismo, y las otras obras relacionadas con éstas, las pongo como ficción y al mismo tiempo como ocultismo.

¿Acaso presento como ficción algo en lo que en verdad sigo creyendo?

No. Hoy por hoy, ciertas filosofías del moemismo aún utilizo porque son lógicas, pero lo esoterista es algo que en mi mente actual no puede caber. Además, ¿de qué me serviría mostrar como ficción algo en lo que en verdad sigo creyendo? Ello sería un acto de cobardía de mi parte, o hasta subliminal.

Así es, yo no soy de engañar a las multitudes mostrándoles una ilusión que en verdad tiene un efecto real. La idea de mis obras es expresar mi imaginación, revelando mi pasatiempo más amado a las personas que quieren viajar a lo irreal creado por mi mente, a modo de entretenimiento solamente. Sí, la ficción es un entretenimiento solamente, un descanso mental dentro de lo cotidiano.

Como dije, mi ficción es sólo un pasatiempo, no un canal por el cual subliminalmente convierto a las personas a una logia específica. El que quiera creer, es libre de creer, nadie va impedírselo; el que quiera sólo entretenerse, pues sólo que se entretenga; y el que repudia mis obras porque desconfía de ellas, es libre de irse cuando decida, porque no está obligado a seguir si ya no quiere hacerlo. No busco adeptos a una creencia oculta, busco la libre expresión de la mente humana, parezca lo que parezca.

 

Alexander L. Samaniego

 

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